viernes, 6 de noviembre de 2015

¡Todo es para bien!

Hace cosa de un mes me llamaron para trabajar. Después de dos años y tres meses ya tenía ganas, aunque es verdad que me imponía un poco. En primer lugar por mis hijos, porqué tenían que ir a la guardería. Pero estoy feliz, ellos también lo están y se tiran a los brazos de sus profesoras. ¡Menuda alegría da eso!
Y en segundo lugar porque el sitio de trabajo cambia, la dinámica es distinta y tienes horarios menos flexibles: horas de salida, entrada, etc. Gracias a Dios somos jóvenes y a todo se adapta uno bien rápido. 

Desde que tuve a los niños no he trabajado fuera de casa, recalco lo de fuera, porque hay quien piensa que las que estamos en casa vivimos de lujo, no hacemos nada y nos dedicamos a pasear, y eso de cierto no tiene nada. Otro día si quieres, hablamos de este tema que es largo y tendido. He sido feliz estando estos dos años en casa con mis dos pequeños. Hemos tenido la suerte, ¡sí, una gran suerte!, de poder hacerlo y disfrutar de ellos! Como dicen hoy en día: ¡poder criarlos! 

Ahora que salgo todas las mañanas de casa y pese al cansancio que conlleve los madrugones, las carreras al colegio, los atascos, etc doy gracias a Dios por haberme concedido este trabajo aunque sea por poco tiempo. 

Hay que aprovechar todas las oportunidades que nos aparecen siempre y cuando la familia esté de acuerdo. Aunque en el momento no se vea, "todo es para bien" y hay que ser agradecido con lo que tienes. 

La vida de madre y trabajadora a veces no es fácil, pero con organización y ayuda se consigue. La mayor suerte de mi vida es mi marido. Cuando viaja soy consciente de lo que se vuelca en casa y como quieres a sus pollitos. Desde el principio ¡somos un equipo y vamos a una!



¡¡Feliz fin de semana!!

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